Asociación Guerra, Exilio y Memoria Histórica de Andalucía
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  MEMORIA HERIDA DE UN JORNALERO REPUBLICANO

PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN LOS CORRALES (Mayo 2005)

José Martín Reyes nació en Los Corrales (Sevilla) el año 1915, en el seno de una familia jornalera. Pronto comenzó a tomar conciencia social de los problemas que afectaban a los trabajadores de su pueblo y tras la proclamación de la Segunda República , junto con varios jóvenes más deciden fundar las Juventudes Socialistas, en las que ejerció como secretario local. En 1934 participa en Sevilla en el proceso de unificación entre juventudes comunistas y socialistas, donde conoció a grandes líderes políticos.

Tras la sublevación militar franquista del 18 de julio de 1936, Los Corrales permaneció en zona republicana hasta el 7 de septiembre, fecha en la que fue ocupada violentamente por una columna de requetés y falangistas. José Martín, junto a su familia y la mayor parte de la población, huyó hacia la provincia de Málaga, donde se enroló en el ejército republicano hasta conseguir la graduación de Teniente.

La enorme represión llevada a cabo por los golpistas en la Sierra Sur de Sevilla y la caída de Málaga en febrero de 1937 llenó su casa de luto. Diez personas de su entorno familiar, incluyendo a su madre y su hermana, perdieron la vida, la mayoría de ellos cruelmente asesinados sin juicio ni defensa previa.

También sufrió la tragedia y el bombardeo en la huida por la costa hacia Almería. Su lucha y su firmeza en zona republicana se mantuvo hasta pocos días antes del final de la Guerra, cayendo en manos de los sublevados en el frente de Granada. Allí fue internado en varios campos de concentración hasta la celebración de su consejo de Guerra en el que le condenaron a muerte. Finalmente se la conmutaron por treinta años de los que cumplió cinco en la prisión provincial de Sevilla.

Este libro recoge su "memoria herida", un relato sencillo y minucioso, cargado de detalles, de sensibilidad, de sueños, de ideales frustrados, de recuerdos inolvidables..., toda una carga de sentimientos que le han alimentado durante 90 años. Su principal obsesión es ahora dejar constancia a las presentes y futuras generaciones de una tragedia que no puede ni debe repetirse jamás.

José Martín no podrá estar presente en el acto. Una grave enfermedad se lo impide desde hace un año, pero su voz, su corazón y su mente acompañaran a los vecinos y vecinas que quieran rendirle este sencillo reconocimiento y homenaje.


PRÓLOGO DEL LIBRO

Varios meses después  de publicarse el libro: “Los Corrales, referencias históricas de un pueblo andaluz”, un vecino de esta localidad me entregó en un trozo  de papel  un nombre y un número de teléfono. Dijo que se lo había dado José Martín Reyes para que me  pusiese en contacto con él.

Me sorprendió  saber que José aun  vivía, ya que debía pasar de los ochenta y cinco años y  nadie me había dado hasta el momento  referencias directas suyas, por lo que suponía que  habría fallecido hacía tiempo. Me apresuré a llamarlo y  lo primero que me impresionó fue  oír  a  través del auricular,   una voz nítida y  clara, que me comentaba con gran soltura haber leído entusiasmado la publicación, pero a la que le faltaban algunos datos importantes que él conoció personalmente.

Me ofreció su mejor disposición para recordar y recuperar del pasado aquellas vivencias.  Días después fui a visitarle al barrio sevillano del  Cerro del Águila.

Al verlo se cumplieron mis expectativas por su  aspecto  fuerte, ágil,  erguido, sin arrugas y mucho pelo blanco rizado. Su buena presencia invitaba a preguntarle por el secreto de aquel  excelente estado físico y mental.

El,  me recibió con mucha afectividad, explicándome que llevaba en Sevilla desde los años cuarenta y  que apenas había ido por Los Corrales desde entonces. Me dijo A mi me decían , “Joseito, ... mi hermano  era Sr. Juez”.-

Al sentarnos abrió varias carpetas llenas de papeles escritos a mano, con una letra caligráfica envidiable. Me di cuenta enseguida que estaba ante una de aquellas personas   cultas y formadas con sus propios esfuerzos  durante la Segunda República y la guerra civil a base  de duras experiencias.  Sus palabras proyectaban los  grandes  valores  de los hombres que lo dieron todo a cambio de nada.

En sus convicciones ideológicas no había dudas; “Me siento profundamente de izquierdas, socialista,  de los de antes, de los de verdad"- decia-, con espiritu solidario y firme defensor de la justicia y la igualdad entre los hombres”.

Muy emocionado, sacó de la cartera dos fotos. Eran las imágenes de su madre y de su hermana, asesinadas cruelmente  en Febrero de  1937. Me habló también de otros familiares cercanos que perdieron la vida, de sus vivencias en  los frentes, de su presidio, de los sueños que le alimentaron durante la larga dictadura... 

Su memoria y su historia se revolvían entre el dolor y  tragedia. Por eso no es casual el título de este libro; “Memoria herida de un jornalero republicano”. Sin embargo también abundan continuamente  en sus escritos las pequeñas pero inmensas alegrias  en medio de tanto sufrimiento. 

José, siendo todavía casi un niño, junto a cientos de jóvenes corraleños,    aspiraba a una sociedad donde no hubiera explotadores ni explotados, a que la tierra fuese de los que la trabajaban y eso lo llevó a ser uno de los  miembros fundadores de las Juventudes Socialistas en Los Corrales, donde fue  secretario local. En 1934 participó en el proceso de unificación de las  Juventudes socialistas y comunistas. En ese periodo llegó incluso a conocer personalmente a  dos presidentes de gobierno, Diego Martínez Barrio y  Francisco Largo Caballero.

Después vino lo peor que pudo ocurrir, el golpe de estado militar franquista el 18 de julio de 1936 contra el gobierno republicano  del Frente Popular que había sido  elegido democráticamente en las urnas tres meses antes. Comenzó entonces  una de  esas  miles de tragedias,  que  ni él, ni su familia, ni los vecinos de este pueblo se podrían haber imaginado jamás.

Los Corrales, un pueblo de 4036 habitantes, se encontró también de la noche a la mañana ante una sublevación militar en la que, las bandas falangistas locales llenaron de terror y de luto a cientos de familias inocentes. Las llamadas entonces personas de orden”, asesinaron, encarcelaron, saquearon, raparon y  reprimieron a destajo, imponiendo su ley  a sangre y fuego.

Muchos corraleños y corraleñas pudieron huir a la provincia de  Málaga como José Martín y su familia, pero después cada uno corrió distinta suerte al caer también aquella ciudad. Unos fueron asesinados, otros apresados y otros pudieron escapar hacia Almería bajo terribles bombardeos. La mayoría padecieron  consecuencias irreparables.

José Martín se  alistó a la FAI, (Federación Anarquista Ibérica), donde lo nombraron sargento y meses mas tarde Teniente.

Su lucha y su firmeza  en zona republicana  se mantuvo hasta pocos días antes del final de la Guerra. Cayó   en manos de los sublevados en el frente de Granada. Allí fue internado en varios campos de concentración hasta que se celebró su  consejo de Guerra. Pasó varios años en Prisión y salió desterrado. Finalmente pudo sobrevivir,  sin embargo tuvo que sufrir la pérdida de diez miembros de su familia, la mayoría cruelmente asesinadas, ellos su madre y su hermana cuando regresaron de Málaga a Los Corrales en 1937.

Bien, después de conocer un poco estos hechos en la persona de José Martín  hay que decir que han  tenido que pasar treinta años de la muerte del dictador, o casi treinta años de democracia para que esta pequeña  memoria salga a la luz y  José se lamentaba de eso,  porque la inmensa mayoría de sus compañeros ya no viven  para contarlo. Los que  pudieron hacerlo en su momento no encontraron ni  medios,  ni voluntad política para recuperar la verdad de lo que ocurrió.

En realidad,  siempre lamentaremos que hayamos acudido demasiado tarde para conocer con detalle porqué sufrieron tanto nuestros padres, nuestro  abuelos o nuestros  parientes cercanos. Quizás sigamos preguntándonos,   Cuales fueron sus sueños y cual fue el alto precio que pagaron por ello. Hay ahora en la sociedad la impresión de que no han sido  tratados con la mínima dignidad que merecen.

El empeño ignorar  nuestra  propia historia, incluso en el medio mas cercano  que nos rodea, es  un  sinónimo de  desprecio  hacia quienes lucharon  generosamente por valores humanos y sociales a los que   hoy no queremos  renunciar.  Miles de esas personas que lucharon por esos valores ni siquiera han sido registrados en los libros de defunciones de los registros civiles y sus restos  permanecen en fosas comunes sin identificar ni dignificar  en la mayoría de los pueblos de todo el Estado. Su  historia y sus  nombres permanecen  aun  anónimos y olvidados. Las conveniencias  de no tocar las viejas heridas” han podido mas que la verdad y la memoria colectiva.

Aquí se ha confundido interesadamente  la  RECONCILIACION con el  OLVIDO como si ambas cosas fueran lo mismo.

Otra confusión es cuando se piensa que los pactos que interesan a nivel político tienen que influir en lo que se haga a nivel de investigación......, bien.... los políticos pueden pactar olvidos pero  la verdad  histórica ni entiende de paginas en blanco ni de paginas ocultas. Y en esto tienen gran parte de culpa  las propias Universidades, en lugar de haber abanderado el papel de la Recuperación de las Memoria Histórica desde la Transición.

Es muchísimo  el daño que se  ha hecho al calor de esas confusiones porque gran parte del conocimiento de la Guerra Civil se ha perdido para siempre.

El resultado de aquella Transición mal entendida es que la  gran represión del franquismo sigue oculta en buena medida. Sigue oculta en los medios de comunicación. Sigue oculta en la sociedad que no ha sido educada para la memoria y sigue oculta en la mayoría de los que la sufrieron que se han visto abocados a guardar silencio.

Esta ha sido la última victoria del Franquismo; el silencio, la ocultación y sobretodo el miedo.

Por eso,  nosotros, en la medida de nuestras posibilidades tenemos la responsabilidad de darle un enfoque correcto a esta cuestión.

Para que hacemos estos actos de Recuperación de la Memoria, para que aquellos terribles  hechos no vuelvan a repetirse? Si, pero no es suficiente.

Para honrar a todos los que sufrieron ? Si, pero tampoco es suficiente.

Lo hacemos por una razón de justicia, en todos los sentidos.

El olvido es en si una gran injusticia. Negarse a la memoria, conspirar contra la verdad histórica, manipularla o boicotearla en los medios de comunicación es simplemente ser cómplices de los verdugos.... Y toda persona decente tiene que tener muy claro de quien se siente heredero; de los verdugos o de las victimas que defendieron la Libertad y la legitimidad republicana.      

Yo creo que hoy aquí, todos nos sentimos herederos de las victimas y de sus aspiraciones.

Por eso, encontrar a  personas como José Martín solo puede ser para nosotros motivo de orgullo. Desde el primer momento lo animé  a continuar escribiendo, recordando y recopilando su pasado. Nos hicimos grandes  amigos y   cómplices de un pacto para sacar a la luz una parte de  lo que tantos años había permanecido en sus sentimientos, en sus anhelos  y en sus papeles.

Despues compartimos algunos actos públicos  organizados por la Asociación Guerra-Exilio y Memoria Histórica de Andalucia (AGEMHA), en  Sevilla, en  Los Corrales, en  Marinaleda, etc, incluso recorrimos las calles juntos contra la invasión  de Irak. 

Habia que darse prisa en  recopilar y volcar los datos que durante años rondaban por su mente. Por fin hace unos meses, su nieto Ramón y él habían  terminado de pasar a limpio sus escritos; un relato sencillo y  minucioso, cargado de  detalles, de sensibilidad, de ideales frustrados, de recuerdos inolvidables..., Su prosa y su poesia son un extraordinario regalo para la memoria de su pueblo.

Es la primera vez que una persona con estas características publica un libro, no sólo en Los Corrales,  sino en los pueblos de la comarca, lo que le hace multiplicar su valor, su esfuerzo  y su generosidad.

Su principal obsesión es dejar constancia  a las presentes y futuras generaciones  de su memoria herida para conseguir, no todo lo que soñó, pero si al menos la libertad que hoy  disfrutamos. Quienes heredamos ese  incalculable patrimonio tenemos la responsabilidad de valorar, agradecer y honrar a todos los que, como José Martin formaron parte de  lo mejor de nuestra historia mas reciente. 

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